El reciente hallazgo de chicos santiagueños que vivían en condiciones de esclavitud en unos campos de Concordia, Entre Ríos, durante la cosecha de arándano, puso al descubierto una situación de trabajo infantil penado por ley.
Al respecto, Antonio Omacini, delegado provincial de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre), denunció que anualmente unos 6.000 menores de edad santiagueños son utilizados para realizar tareas de cosechas en otras provincias, “en muchos casos en situaciones que lindan con la esclavitud”.
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