El 24 de marzo de 1976 parecía un día más de trabajo para los 6500 obreros de Ford Motor Argentina. Al sonar la sirena de salida, cada uno volvía a su casa después de una larga jornada. Pero la sorpresa estaba en el portón de acceso. Allí, un grupo de militares de Campo Mayo había formado una fila, revisaba a cada operario y les pedía identificación. La pesadilla recién comenzaba. Esa mañana se llevaron a tres delegados de la comisión interna y en dos semanas los secuestrados llegaron a 26. Usaron tanquetas y hasta helicópteros para ocupar el predio.
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