lunes, 10 de diciembre de 2012

La Navidad siempre es de los pobres


La Navidad es fiesta de un Dios que se vuelve cercano y que muestra la divinidad que se hace humana. (Por Secretariado Nacional del Grupo de Curas en Opción por los Pobres)

"Ese niño que nos revela la ternura de Dios, nace en tiempos de violencia, imperialismo y corrupción"

Y en la novedad del pesebre, los pañales y el canto de los pobres nos muestra que para Dios hay otro mundo posible. Ese Dios que se hace ser humano es proclamado por el canto de la Virgen María. El Dios de Jesús, el Dios de la Virgen, es un Dios que "derribó a los poderosos de sus tronos y despidió a los ricos con las manos vacías". Ese Dios no está con los gobiernos y poderosos de la violencia; no está con los que eligen la muerte, la desaparición de niños inocentes y la mentira; no está con las autoridades eclesiásticas, cómplices de los poderes de turno, que eligen ignorar las promesas de Dios y prefieren no acercarse a la pobreza del pesebre, pontificando desde palacios y templos; no está con los imperios que amenazan al Niño del pesebre que ya desde su pequeñez empieza a mostrar el conflicto que con Él se desata, y su compromiso ineludible y patente por las víctimas de la historia. El Dios de Jesús es un Dios que "miró con bondad a los pequeños y elevó a los humildes".

Y ante esa fiesta de la pequeñez y la infancia, la fragilidad y la pobreza, no podemos menos que cantar con alegría que celebramos la grandeza de Dios que miró la pequeñez de sus amigos. Y que si el mundo de la injusticia, el amor al dinero y la indiferencia con los últimos proclama bienaventurados a los poderosos, los cristianos anunciamos que para Dios, los bienaventurados son los pobres y los pequeños. Que la misericordia de Dios llega a sus preferidos, a lo largo de los tiempos cuando otros hijos de Dios se comprometen a que cambie su suerte de hambre y pobreza. Y así, en la solidaridad de los hermanos, Dios despliega la fuerza amorosa de su brazo.

Es en esa comunión donde quedan desautorizados los poderosos, los que desprecian a los pobres y sus votos, los que quieren manipular sus mentes y anunciar sólo "malas noticias". Tenemos memoria y recordamos que hubo tiempos en que todo era "al revés" y unos pocos cantaban que "el dios Mercado derribó de sus puestos... a los humildes y exaltó más a los poderosos".

Sabemos, porque lo hemos visto en nuestras comunidades, que las cosas son distintas y lo celebramos. Hoy, con la Virgen María cantamos porque hay buenas noticias. Vemos una mayor distribución del ingreso. La participación de los asalariados creció del 34% al 44% del PBI. Vemos en nuestros barrios y pueblos menos gente ociosa porque se crearon 5 millones de puestos de trabajo.

Nos alienta a seguir acompañando a nuestros abuelos, Cáritas siempre acudió en su ayuda y que ahora tienen acceso a una jubilación que despreciables políticas de ajuste les negaron cuando se les comió el legítimo derecho a trabajar y gozar de la vejez con cobertura social. Ahora pueden porque se abrió el acceso a los excluidos del sistema o a los que no habían aportado lo suficiente para jubilarse. Se incorporaron 2,4 millones de personas que no tenían los aportes suficientes.

Vemos a las familias estar más cerca de sus hijos, porque la Asignación Universal por Hijo permitió cambiar la lógica abandónica de un sistema que los excluía. ¡Cómo no celebrar que esa asignación cubre a 3,6 millones de niños y jóvenes hijos de padres sin trabajo o con trabajo informal y a madres embarazadas! Sabemos que valió la pena esperar confiados para ver a nuestros pequeños productores administrar solidariamente los microcréditos a los que tienen acceso porque el Estado está cada día presente en sus ámbitos cumpliendo la ley nacional de promoción del microcrédito, con 250 mil otorgados para 165 mil unidades productivas de la economía social y solidaria, para la adquisición de capital de trabajo. La mayoría de sus beneficiarios son mujeres y menores de 35 años.

Constatamos en nuestras comunidades cantidades de guardapolvos blancos y chicos escolarizados, que confirman los datos de la Unesco, según los que la Argentina, junto con Cuba y México, son los únicos países de América Latina con un índice menor al 1% de no escolarizados. Vemos cómo nuestros jóvenes participan en cursos de capacitación radial por medio de la federación de radios comunitarias, y así se hace más presente el mensaje de justicia y se abren las puertas de la información, porque la vigencia plena de la anhelada Ley de Medios democratiza y humaniza la información y facilita el desarrollo de esta herramienta comunitaria.

Vemos a los jóvenes pobres e históricamente relegados estudiar y compartir en las plazas de sus pueblos con sus netbooks, encontrando un nuevo modo de relacionarse y crecer, porque el plan Conectar Igualdad les permite salir del analfabetismo informático a cientos de miles de adolescentes, abriéndoles nuevas puertas al conocimiento.

Vivimos en comunidades que se van apropiando de los centros integradores comunitarios (CIC) de cada pueblo y los habitan con sus actividades propias: salud en manos de la comunidad, capitalizando la sabiduría popular, allí donde pocos pueblos tenían un lugar de encuentro. Celebramos las viviendas populares, la erradicación de ranchos y el Plan Federal, la consiguiente generación de empleo y mayor infraestructura en las comunidades rurales.

Vemos en hechos concretos que, en Educación, se concretaron innumerables posibilidades para la culminación de la primaria y de la secundaria: becas, tutorías, metodologías innovadoras y populares, las casi 1000 Escuelas del Bicentenario, jardines de infantes, computadoras, materiales didácticos, capacitaciones y las paritarias docentes que dan reconocimiento a los y las trabajadoras de la educación.

Somos testigos de la asistencia y promoción de la familia rural, promoviendo el protagonismo del pequeño y mediano productor con capacitaciones, trabajos en redes con otras organizaciones de la sociedad civil, la electrificación rural, construcción de aljibes, pozos de balde, represas, viviendas, entrega de semillas y la presencia del Estado en zonas donde nunca antes se había llegado.

Se va recuperando el sentido del ciudadano como sujeto de derechos. El Estado ha intentado pasar de ser benefactor o asistencialista a un Estado que promueve y garantiza los derechos para vivir una democracia más igualitaria. Se ha recuperado la participación, la organización, el sentido de lo político, promoviendo actores y dirigentes, celebrando la participación de miles de jóvenes. Somos conscientes de que esos signos de crecimiento coexisten con la vieja política pero se van dando pasos.

Hay mucho por hacer, en especial en el terreno de la desigualdad en la distribución del ingreso, la pobreza, la educación, el desarrollo humano con justicia, la protección del derecho a la tierra de los pueblos originarios y de campesinos, genuinos poseedores.

Eso no significa que no haya buenas noticias para los pobres. Y lo cantamos en la Navidad porque creemos que Jesús sigue naciendo en esos niños, madres, ancianos, campesinos, pobres y desocupados. Sabemos que Dios está indisimuladamente de su lado y no del lado de los que invisibilizan a los pobres, sus luchas y sus causas hablando de "dictadura con votos", de "voto calificado" o de cualquier otra actitud que ignore o rechace –con las palabras, con políticas o desde los medios de comunicación– a los preferidos de Jesús.

Junto a los pobres, junto a Jesús, queremos desear a todas y todos una feliz Navidad. -

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