viernes, 28 de septiembre de 2012

Amenazan de muerte al abogado del colectivo "Justicia Ya" que investiga en las Causas de Campo de Mayo

COMUNICADO DE PRENSA
Buenos Aires 27-09-12
Repudiamos amenazas, exigimos Justicia YA!

En el día de ayer, miércoles 26 de septiembre, siendo las 20.30 hs, fue amenazado de muerte el abogado del colectivo "Justicia Ya" Pablo Piatigorsky.

Nuestro compañero interviene profesionalmente en las causas Campo de Mayo y ESMA.

La llamada, desde un teléfono desconocido, dice: "Judío de mierda, te vamos a m
atar a vos y a todos los guerrilleros disfrazados de abogados. La leche de la misericordia se terminó".

Llamamos a repudiar esta terrible amenaza que nos abarca a todos, exigir a las autoridades nacionales la inmediata investigación y castigo a los responsables de este hecho, y reiterar que la única protección con la que cuentan los partícipes de los juicios, es la cárcel a todos los genocidas.

Una vez más, decimos que las amenazas no nos van a detener.

La lucha contra la impunidad de ayer y de hoy requiere de un redoblado esfuerzo que asumimos todos los que trabajamos por MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.

Asociación de Ex-Detenidos Desaparecidos, Asociación Gremial Docente AGD-UBA, Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CEPRODH), Comisión por los DDHH de la ciudad de Trenque Lauquen, Comité de Acción Jurídica (CAJ), Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo (CADEP), Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial (EATIP), H.I.J.O.S. Zona Oeste, Instituto de Relaciones Ecuménicas (IRE), Liberpueblo, Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad , Patricia Walsh, diputada nacional m.c., querellante ESMA, Andrea Bello, querellante ESMA; en JUSTICIA YA Bs As

viernes, 21 de septiembre de 2012

Avances en la creación del Instituto Campo de Mayo para la Memoria

APCS-MA. Diversos organismos de DDHH impulsan la creación del "Instituto Campo de Mayo para la Memoria".

Se trataría de un instituto que tiene como objetivo "el resguardo y transmisión de la memoria y lahistoria de las violaciones a los derechos humanos y de las trágicas consecuencias de la interrupción del Estado de Derecho en nuestro país, entre los años cincuenta y ochenta".

Dicho organismo dependería de Secretaría General de la Presidencia y tendría entro otras tantas funciones "recopilar, sistematizar y conservar los materiales documentales (Para seguir leyendo haga click aquí)

martes, 18 de septiembre de 2012

Un testimonio de ex sacerdote preso en el CCD "ESCUELITA DE FAMAILLA"

Soy César Raúl Sánchez, ex sacerdote del Ing.S.Pablo de Tucumán y ex Preso del Centro de torturas de la "ESCUELITA DE FAMAILLA"

Me permito hacer algunas reflexiones después de leer el documento dirigido a los Obispos:

No son los cristianos quienes deben aconsejar o exigir a los Obispos que pidan perdón por sus complicidades con la dictadura.

Nadie más que ellos - por oficio- saben que el perdón brota de un corazón sincero que reconoce el error y está dispuesto a reparar el daño ocasionado.

Los obispos, no tan solo no están dispuestos a pedir perdón, sino que una y otra vez reclaman la reconciliación con los genocidas y "dar vuelta la página".

Mucho me temo que con este documento y con las firmas que lo avalen, les están presentando en bandeja la oportunidad de creerse reconciliados con el Pueblo, mientras tanto , los genocidas no están privados de la asistencia espiritual que les brindan con Misas y Comuniones.

Tiene razón Videla que los Obispos eran PARTICIPES NECESARIOS y si no, lean las arengas de los Vicarios Castrenses Tortolo, Bonamí, Medina etc.etc.

Mi Arzobispo Blas V. Conrero, en Tucumán, vió mi cuerpo cuando me liberaron; y no se inmutó; pero sí convocó al gral. Vilas y a su plana Mayor para amenazarlos con la excomunión porque profanaron mi antigua Parroquia buscando las armas que, bajo tortura, dije que estaban escondidas. (pero no había nada).

¿No supieron los Obispos quiénes mataron a su hermano Obispo Angelelli?

¿No supieron cuántos Curas fuimos torturados y desaparecidos?

Cada uno de los que pertenecíamos al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo que desaparecía era uno menos para preocuparse.

Los militares hacían el trabajo sucio que a ellos beneficiaba.

Por otra parte, los militares sabían que si los Obispos objetaban su accionar, quedaban en evidencia.

Los Obispos eran los autores intelectuales, eran los que ponían "la mística" a los cruzados; los bendecían, les imponían escapularios para que la Virgen los proteja.

La Misa - que supuestamente es el máximo signo del Amor para los cristianos-, la usaban para alimentar el odio de los soldados.

De todos modos, la Iglesia Católica, que nada o muy poco tiene que ver con el Cristianismo, está bañada en sangre, lo dice la historia: las Cruzadas, la Inquisición, el Genocidio en toda nuestra América Latina, las complicidades con el franquismo etc.etc.etc,etc

Si quedé con vida, quiero ser la voz de tantos Compañeros silenciados y desaparecidos.
Haré cuanto esté a mi alcance para contrarrestar tanta mentira.

Por otra parte, aunque pidan perdón, no será algo que les demande mucho esfuerzo; bastará con que lean un documento "bien pensado, con las palabras bien medidas", si es posible ambiguas como para que todo el mundo quede conforme; son muy diplomáticos. 

Lo harán ante un puñado de "fervientes católicos" que emocionados admirarán y bendecirán a sus "pastores". Mientras tanto, los destinatarios de tal perdón, ni los escucharemos, y mucho menos les creeremos.

Los actuales miembros del Episcopado Argentino no están exentos de culpa. En aquellos años eran sacerdotes y saben muy bien de quienes han recibido los báculos.

Conozco a varios de estos pastores o porque fueron mis profesores como el Cardenal Karlick o compañeros como Reale, Colomé, Rodrígues y Rovai.

Todos conocimos a Enrique Angelelli y sabíamos qué clase de hombre era. Sin embargo nadie tuvo la altura suficiente para protestar y reclamar justicia cuando lo mataron.

Asumo la responsabilidad de todo lo dicho, en nombre de todos los desaparecidos y torturados.

Pese a todo este panorama tan obscuro por el que tuvimos que transitar, los cristianos no nos acobardamos, Discípulos de un Torturado. "No es el discípulo mayor que el Maestro".

Estamos advertidos, nada nos puede sorprender; el Cristiano no queda lamiéndose las heridas. Las Credenciales de Pablo ante todos los Apóstoles fueron los tormentos que soportó por la Causa.

Quedan descalificados todos los que claudican ante los poderosos. Le temen más a los hombres que al Señor.

Cada desaparecido no está perdido, está Sembrado, como el grano de trigo en toda nuestra América Latina; son trocitos de Levadura, puñaditos de Sal metidos en la masa. Son levadura que no ha perdido su fuerza, y sal que no ha perdido su sabor , necesarios para alimentar al HOMBRE NUEVO.

ALGÚN DÍA SERÁ JUSTICIA, PAZ, AMOR, VENCEREMOS.

Bahia Blanca: La complicidad del Diario La Nueva Provincia

EL PAIS › La complicidad periodistica con la represion ilegal
TRIBUNA DE DOCTRINA
Por Diego Martínez

Un tribunal de Bahía Blanca ordenó investigar a los directivos de La Nueva Provincia, que encubría los fusilamientos y daba cobertura a los grupos de tareas. Cómo era la relación del diario con la dictadura. La publicación de documentos de los servicios de inteligencia. El papel de su actual director, Vicente Massot

LA RELACION DEL DIARIO LA NUEVA PROVINCIA CON LA DICTADURA MILITAR
El turno de investigar la complicidad periodística
El fallo que el miércoles pasado ordenó investigar a los directivos del diario de Bahía Blanca pone el foco sobre los vínculos mediáticos de la represión ilegal. Aquí, un informe sobre la manera en que actuaba ese medio y sus relaciones con los militares.


La publicación de un croquis inventado por servicios de inteligencia.
Por Diego Martínez

El director del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, Vicente Massot, será investigado por la Justicia por su actuación durante el terrorismo de Estado. A partir de los comunicados sobre “supuestos enfrentamientos militares con presuntos elementos subversivos” que el diario complementaba con croquis inventados por especialistas en acción psicológica del Destacamento de Inteligencia 181 y fotos de las víctimas robadas de sus casas, el Tribunal Oral Federal que acaba de condenar al primer grupo de represores del ex Cuerpo V de Ejército ordenó que se investiguen posibles “delitos de acción pública” de “los directivos de dicho órgano de prensa”, que hasta su muerte en 2009 condujo Diana Julio de Massot. Su hijo Vicente, que en plena dictadura visitaba la ESMA e integraba junto con su hermano Federico el núcleo duro que conducía el diario, fue el secretario de Asuntos Militares del menemismo, que debió renunciar luego de hacer una apología pública de la tortura. El empresario también está en la mira de la Justicia por los asesinatos de Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola, ex delegados de los trabajadores del diario, secuestrados, torturados y ejecutados en 1976. En un documento de inteligencia de Prefectura sobre “guerrilla sindical” en La Nueva Provincia, consta que los directivos del diario documentaban cada paso de los delegados ante “los comandos militares y navales de la zona”. Por los crímenes de ambos obreros gráficos ya hay ocho marinos y prefectos con procesamiento firme.

Violencia ordenadora

El rol del diario en los’70 es más conocido. Ante “la cruda realidad electoral del país” (LNP 18.3.73) que para su antiperonismo visceral significaba el retorno del justicialismo, los Massot reclamaron a las Fuerzas Armadas que impidieran la asunción de Héctor Cámpora. “¿Qué esperan nuestros hombres de armas para reconocer que la Argentina vive un clima de guerra interna y para proceder en consecuencia sin contemplaciones ni concesiones?”, pidieron a gritos (LNP 2.5.73). El editorial fue citado por el fiscal federal Abel Córdoba al iniciar su alegato para describir “el sórdido contexto local del terrorismo de Estado”. El 24 de marzo de 1976, con el título “Llegó el momento”, La Nueva Provincia pidió “abandonar el profesionalismo aséptico y establecer la primera y fundamental distinción de una política revolucionaria: la del amigo-enemigo”. “A la violencia destructora y asesina es necesario responderle con una violencia ordenadora”, propusieron.
La “violencia ordenadora” de las Fuerzas Armadas había comenzado en realidad un año antes y contaba con la aprobación del diario bahiense. En mayo de 1975, cuando en teoría los marinos estaban en los cuarteles y las ejecuciones las firmaba la Triple A, Massera declaró en Puerto Belgrano que “la Armada vive en guerra y participa con energía y decisión clásicas de su patrimonio histórico”. El almirante que derrocaría a Isabel Perón habló de su “vocación democrática”, pero diferenció a “los subversivos” y dijo que la Armada estaba “segura en fuerza y en derechos para enfrentarlos y destruirlos”. Los Massot elogiaron sus palabras como “una de las más claras y precisas manifestaciones castrenses sobre el sentido del proceso que el país protagoniza”, en tiempo presente (LNP 17.5.75).

La relación de Diana Julio no era con Massera sino con el vicealmirante Luis María Mendía, comandante de Operaciones Navales, a quien recibía “en horas nocturnas” en su despacho, según escribió en su libro el ex capitán Adolfo Scilingo. “Esa mujer venía a Puerto Belgrano directamente a incitar a Mendía a tomar el poder, a embalarlo”, recuerda un viejo marino, cercano entonces a Mendía: “Usaba palabras fuertes, hablaba de falta de hombría”. “Cagones”, le decía a Scilingo otro hijo de la directora, Federico Massot, ya fallecido. “Son unos cagones, tenemos generales, almirantes y brigadieres de papel, no se animan a fusilar”, renegaba. “Combaten la subversión sin firmar la sentencia de los muertos, eso traerá problemas futuros”, advertía.
Un editorial publicado a setenta días del golpe sugiere que los Massot mantenían aún la esperanza sobre algún margen de legalidad. Bajo el título “El rigor de la justicia ante la delincuencia subversiva”, informaron que “funcionan en el país consejos de guerra”, que en promedio dictaban penas de cinco años de prisión, advirtieron sobre la inutilidad de una ley “generosa y muy poco ejemplificadora” y manifestaron su “singular interés (en) el nuevo criterio de ‘justicia revolucionaria’ que estudia el gobierno nacional” (LNP 3.6.76). La acusación de “cagones” que escuchó Scilingo es probablemente de las semanas que siguieron. En junio, el diario llegó a publicar noticias de secuestros con el sello de los grupos de tareas: primero dos jóvenes secuestradas por ocho hombres armados en tres autos de civil (LNP 11.6.76), después la liberación de una mujer que estuvo secuestrada, vendada, encapuchada y esposada durante cuatro días (LNP 18.6.76). El 24, el Cuerpo V asesinó a Mónica Morán, secuestrada once días antes, y armó “un operativo de acción psicológica”, según confirmó Vilas en 1987, para simular que “Cinco extremistas fueron abatidos en Bahía Blanca”, como tituló el diario (LNP 25.6.76).

Fue luego de ese cobarde fusilamiento de una militante del PRT que La Nueva Provincia pidió por escrito un cambio de rumbo. “Se trata de saber, ahora, si las Fuerzas Armadas están preparadas para asumir la responsabilidad de aquellas medidas urgentes que deben tomarse ya, porque una sociedad harta de desorden y falta de autoridad, pero, sobre todo, sin vocación de suicidio, así lo exige: juicios sumarios, pena de muerte dictada por autoridades militares, toque de queda y patrullaje militar en todo el país”, plantearon (LNP 6.7.76). La propuesta, sin embargo, “fue descartada por impracticable”, explicó Vicente Massot en su libro Matar y morir. La violencia política en la Argentina (1806-1980). “¿Cómo justificar miles de fusilamientos ante el clamor que tal práctica levantaría en el mundo?”, escribió comprensivo.

“Destino inevitable: la muerte”

Haber advertido a tiempo el costo de fusilar por la espalda y hacer desaparecer a miles de personas no les resultó contradictorio con la difusión militante de los comunicados que el V Cuerpo elaboraba para sembrar terror y disfrazar de tiroteos las ejecuciones de militantes destruidos en las mesas de tortura.

La Nueva Provincia no se limitó a difundir partes oficiales. Por lo general acompañó los relatos fabricados por la sección Actividades Psicológicas Secretas del Destacamento de Inteligencia 181 con las fotos de las víctimas, obtenidas cuando saqueaban sus casas y las de sus familias. En algún caso adornaron sus páginas con croquis inventados sobre movimientos de supuestos soldados que en la práctica fusilaban sin riesgo. En el que ilustra esta nota se detalla el “lugar de cita” de cuatro “elementos subversivos” cercados por “fuerzas legales” pese a que llevaban meses secuestrados en La Escuelita. El fiscal Córdoba pidió el año pasado allanar el archivo de La Nueva Provincia, entre otras razones para recuperar esas fotos que los militares destruyeron y sus cómplices civiles podían tener a buen resguardo, pero ni el entonces juez Alcindo Alvarez Canale ni el juez ad hoc Eduardo Tentoni se animaron a avanzar con el diario bahiense.

En septiembre, internalizado ya el método Vilas de publicitar ejecuciones como enfrentamientos, La Nueva Provincia fue un paso más lejos que el resto de la prensa condescendiente con la dictadura y dejó en claro que manejaba más información de la que se difundía oficialmente. Durante cuatro días, del 27 al 30, ofreció a sus lectores “una breve radiografía del enemigo en Bahía Blanca, en todo el sur del territorio bonaerense y la Patagonia”. La serie de notas sin firma pero con el sello de los Massot se tituló “¿Qué pasa en Bahía Blanca? Radiografía de la subversión”. El material “está extraído de la realidad”, aclararon, sin precisar fuentes. “Bahía Blanca es zona de montoneros”, afirmaron. “Es posible que los continuos éxitos de la acción militar (sic) hagan pensar que la amenaza subversiva se está debilitando. Y ése el error: un enemigo deja de serlo sólo cuando está derrotado total y definitivamente”, advirtieron. “No es extraño que las fuerzas militares encuentren, durante los procedimientos que realizan, libretas y apuntes con detalles de la rutina diaria de profesores, empresarios, profesionales, alumnos y militares”, publicaron, sin ocultar que manejaban información de primera mano.

En la tercera nota dieron a conocer los supuestos cargos de militantes que acababan de ser fusilados e hicieron propias las falacias que difundía el Ejército. Sobre Pablo Fornasari, ejecutado luego de dos meses en cautiverio, apuntaron que fue “abatido por el Ejército en el enfrentamiento de calle Catriel”. Sobre José Luis Peralta, secuestrado a principios de agosto en Mar del Plata, trasladado a Bahía y acribillado, escribieron que fue “muerto en la emboscada que le tendieron las armas de la Patria”, con mayúscula. “Acciones esporádicas que contribuyen a crear la idea de ‘una presencia’ y la preparación de combatientes en actos menores –una bomba, un ataque a una empresa, una pintada de paredes– constituyen sus líneas de actuación por el momento”, precisaron. “Estos anónimos que colocan bombas y distribuyen panfletos están solos y sólo tienen en común con aquel guerrillero (en referencia al Che Guevara) su destino inevitable: la muerte”, celebraron por anticipado.

Encubrir el genocidio no implicó para los Massot ninguna contradicción con el rol del periodismo y su función de garantizar el derecho a la información de la sociedad. En la Argentina “existe libertad de prensa”, aseguró Federico Massot en octubre de 1976 durante la asamblea general de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). “No hay problema para informar, opinar y criticar al gobierno”, dijo. “Lo único que no podemos publicar son las acciones contra el terrorismo”, pidió comprensión (SIP: debate por la prensa argentina. La Nación 12-10-76). Cuatro días después de que Rodolfo Walsh difundiera su Carta Abierta a la Junta Militar, que en su primera línea denuncia “la censura de prensa”, Vicente Massot la justificó en otra asamblea de la SIP en Cartagena de Indias. “Al enfrentar la Argentina ‘la escalada del marxismo internacional’ es lógico que sus autoridades se vean obligadas a tomar decisiones ‘lesivas respecto de determinadas libertades’, en salvaguarda de la integridad de la Nación”, fueron sus palabras (Reclama la SIP por la libertad de expresión. La Prensa, 30.-3-77). Después de distribuir su Carta Abierta, Walsh cayó acribillado por una patota de la ESMA. Después de intentar justificar su silencio ante el genocidio, Vicente Massot visitaba al director de la ESMA, almirante Rubén Jacinto Chamorro, en la planta baja del Casino de Oficiales por el que pasaron miles de secuestrados. El dato lo publicó el periodista Horacio Verbitsky en su libro El Vuelo y la fuente fue el propio Scilingo, que conocía a toda la familia Massot.
Notas y titulares de La Nueva Provincia se hacían eco y daban cobertura a los fusilamientos de los grupos de tareas.

LOS TRABAJADORES DE LNP FUSILADOS
Delegados “raleados”

Por Diego Martínez
El 6 de diciembre de 1975, cuando Prefectura de Zona del Atlántico escribió el borrador del “Estudio sobre el diario La Nueva Provincia (guerrilla sindical)”, Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola encabezaban la lista de “personal a SER RALEADO DE UN MEDIO DE DIFUSION FUNDAMENTAL” para la dictadura. Ralear a los delegados del diario era una “efectiva acción ‘contrarrevolucionaria’” tendiente a “sanear los medios preferidos por la revolución mundial para su labor de infiltración, subversión cultural y posterior victoria”. Prefectura era el “ojo y vida” del Comando de Operaciones Navales en Bahía Blanca, escribió su jefe de inteligencia, capitán Juan Iglesias. El comandante era el vicealmirante Luis María Mendía, el hombre a quien la directora del diario, Diana Julio de Massot, recibía por las noches en su despacho, según escribió Adolfo Scilingo. La señora sentía repulsión por los dirigentes del Sindicato de Artes Gráficas, que en agosto impidieron la salida del diario durante tres semanas para exigir la aplicación de un franco cada cuatro días. El día que LNP reapareció, su directora denunció la “labor disociadora” de los delegados, los equiparó con “la infiltración más radicalizada” e ironizó que por los fueros creían ser “una nueva raza invulnerable de por vida”.
El 22 de marzo de 1976, Prefectura elevó el informe al Servicio de Inteligencia y a Mendía. Dos días después, cuando el golpe de Estado era un hecho, Diana Julio y su hijo Vicente Massot fueron con una bandera argentina a provocar a la imprenta: “¿A qué no hacen huelga ahora?”. La “acción contrarrevolucionaria” se concretó el 30 de junio. Al atardecer, un grupo de hombres se instaló en la casa de Loyola. Lo esperaron hasta las cuatro de la mañana. “Algunos usaban guantes y todos, por su manera de expresarse denotaban cierta cultura”, declararía la mujer de Loyola. Los hombres cultos maniataron y vendaron a familiares y amigos y les inyectaron somníferos, igual que en la ESMA antes de los traslados. Cuando tuvieron a Loyola fueron a secuestrar a Heinrich.

La noticia de los secuestros trascendió entre los trabajadores de LNP pero no apareció en sus páginas. El domingo 4 de julio aparecieron los cadáveres. Estaban maniatados por la espalda, torturados y acribillados. Los rodeaban 52 vainas calibre 9 mm. El lunes se publicó un aviso fúnebre de la familia Loyola y recién el martes, bajo el título “Son investigados dos homicidios”, los Massot dieron la noticia en veinte líneas. No informaron que eran delegados ni que habían osado enfrentarlos, apenas que “se desempeñaban en la sección talleres de este diario”.

Durante los siguientes 36 años, LNP no mencionó los crímenes. En julio, la Cámara Federal local confirmó ocho procesamientos por los asesinatos. El acusado de mayor jerarquía es el contraalmirante Manuel García Tallada, jefe del Estado Mayor que encabezaba Mendía. Lo acompañan los capitanes Guillermo Botto y Oscar Castro, y por liberar la zona el general Juan Manuel Bayón. De Prefectura están procesados Félix Cornelli y Francisco Martínez Loydi, firmantes del informe del raleo, y sus subordinados Néstor Alberto Nogués y Luis Angel Bustos. El último fue reconocido en el secuestro de Gerardo Carcedo, un ex concejal del Frejuli que también generaba dolores de cabeza a los Massot y que antes de desaparecer fue visto en el centro clandestino de Mendía, en la base Baterías. La noticia de los procesamientos no apareció todavía en las páginas de La Nueva Provincia.

UNA ADVERTENCIA EN EL AñO 1982
Denuncia temprana

Por Diego Martínez
Las pruebas de la relación de los Massot con militares, marinos, prefectos y policías abocados a exterminar a quienes el diario todavía llama “subversivos” son más abundantes de lo que pudieron ver durante los últimos catorce meses los jueces Jorge Ferro, José Triputti y Martín Bava. “Diana Julio de Massot tuvo participación activa en la confección de listas de la muerte en la época del general Adel Vilas” (segundo comandante del Cuerpo V en 1976), denunciaron en 1982 dirigentes radicales exiliados en París. El artículo se tituló “El odio contra el pueblo de un diario extremista. 

Un caso de patología”, se ilustró con un periodista que se amordaza mientras teclea en su máquina de escribir, y apareció en La República, “órgano de la oficina internacional de exiliados del radicalismo argentino”. “El diario La Nueva Provincia clama sangre”, advertía. “Todos los días con notable dinamismo (la directora) da indicaciones a sus plumíferos de nuevos nombres que hay que denunciar como blanco de la represión. Son para ella enemigos que se han escapado del fuego purificador de la inquisición del Proceso, gente a la que hay que borrar o silenciar de alguna manera”, explicaba la nota.

La Nueva Provincia alabó hasta el cansancio a Vilas, pionero de los campos de concentración en Tucumán en 1975 e impulsor de un juicio por “infiltración ideológica marxista” en la Universidad Nacional del Sur. Por la cercanía a la base de Puerto Belgrano y por relaciones familiares, sin embargo, la relación de Diana Julio e hijos fue más íntima con la Armada. El 17 de septiembre de 1955, un día después del golpe que derrocó a Perón, el autodenominado “Comando Naval Revolucionario” designó a Federico Ezequiel Massot como interventor del diario que había heredado su esposa Diana, nieta del fundador. El capitán de fragata Raúl González Vergara, a cargo de la Aviación Naval que bombardeó Buenos Aires, comenzó entonces las gestiones para que su amigo fuera reintegrado al cuerpo diplomático. Perón había declarado cesante a Massot en mayo de 1952 por las deudas personales que contrajo como encargado de negocios en Manila, Filipinas, donde un mes antes había nacido su hijo Vicente, actual director. Como cartas de presentación para poder retornar al servicio exterior, Massot padre ofreció a dos marinos de la familia: su cuñado Alberto Antonini y su primo Juan Carlos Argerich, el capitán que al frente de 250 infantes de marina rodeó la Casa Rosada para tomarla luego del bombardeo. El lobby rindió frutos no sólo para Federico, que se convirtió en encargado de prensa de la embajada en Londres, sino también para su padre homónimo, un traductor y profesor de secundario a quien Aramburu designó en 1956 como cónsul general en Gotemburgo, Suecia.
Fuente: Pagina 12

domingo, 16 de septiembre de 2012

Los chicos que perdieron la vida en la NOCHE DE LOS LÁPICES

El recuerdo a los chicos y chicas de la Noche de los Lápices

DANIEL ALBERTO RACERO, "Calibre", 18 años.

Hijo de un suboficial naval peronista que murió en el 73, trabajó desde pibe como mensajero. Cuando ingresó a la UES del Normal 3 de La Plata, escribió: "Encontré una trinchera para luchar por una causa justa". Realizó labores de vacunación, recuperación de viviendas y apoyo escolar en barrios pobres y participó de la conquista del BES (Boleto Escolar Secundario). Secuestrado en la casa de Horacio Ungaro el 16/09/76 fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

MARIA CLAUDIA FALCONE, 16 años

Hija de un ex intendente peronista de La Plata, se sumó a la UES a poco de ingresar a Bellas Artes. Después del 73 participó en tareas de apoyo escolar y de sanidad en barrios pobres de La Plata. En el 75 participó activamente en la campaña por el boleto estudiantil. Secuestrada 16/09/76 en la casa de su abuela paterna, fue vista en Arana y Pozo de Banfield

MARIA CLARA CIOCCHINI, 18 años

Alumna de colegios católicos, participó del scoutismo parroquial y en la UES de Bahía Blanca. Debido a los crímenes de la Triple A y la CNU en esa ciudad, a fines del 75 se mudó a La Plata donde se inscribió en Bella Artes y se fue vivir a la casa de Claudia Falcone. Fueron secuestradas juntas el 16/09/76. Fue vista en Arana y Pozo de Banfield.

. FRANCISO LOPEZ MUNTANER, "Panchito", 16 años.

Hijo de trabajador petrolero peronista preso durante el Plan Conintes que en el 73 se alineó con el sindicalismo ortodoxo, Panchito marchó contra la corriente familiar: era hincha de Gimnasia y militó en la UES de Bellas Artes. Junto a Claudia Falcone participó en trabajos voluntarios en barrios humildes y en la lucha por el BES en 1975. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

CLAUDIO DE ACHA, 17 años.

Sus padres eran trabajadores con ideas de izquierda y tras el triunfo de Cámpora participó de la toma del Colegio Nacional por su democratización. Tímido y gran lector, se incorporó a la UES luego de la muerte de Perón. Como todos, participó en las manifestaciones por el BES. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

HORACIO UNGARO, 17 años.

De familia comunista, en el 74 rompió la tradición familiar y se sumó a la UES del Normal N 3. Gran lector y excelente alumno, participó de la lucha de la Coordinadora por el BES. Realizaba tareas de apoyo escolar en la villa ubicada detrás del hipódromo platense. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Homenaje a los trabajadores víctimas de los cómplices civiles de la dictadura

RENDIMOS HOMENAJE Y MEMORIA A LA LUCHA DE LOS COMPAÑEROS:

Agnolli Nillo “Oveja”- Bedia Alberto Luis- Calogerópulos Ramón Demetrio- Culzoni Armando- Martínez Manuel Ignacio- Moreno Raúl Aroldo- Bordisso Oscar Orlando (Haroldo)- Gómez “Oso” Jorge Rubén- Amarilla José Ramón- Fateche Carlos José- Ingenieros Enrique Roberto- Márquez Alberto Federico- Medina Pablo León- Rendich Néstor Miguel-Guerrero Ricardo Víctor- Gimenez Luis Fructuoso-Torrente Juan José-Gordillo Pascual-Villaverde Antonio Nicolás (Oscar)- Gómez “Indio” Enzo Raúl- Nebulosi Afenori, Mario Alberto- Rodríguez Carlos María- Fernández Darío Ceferino- García Pedro- Harriague, Nelson Bautista- Tealdi Luis Alberto- Caprioli Roberto Osvaldo- Gómez Romualdo Omar- Ramat Díaz Raúl “Rulo”- Dos Santos Lescano Hilario- De la Fuente Jorge Luis - Monteiro Antonio Augusto- Multrazzi Pugliese José Alberto- Cordero Juan Carlos (Oveja)- Cevasco Roberto Eduardo,


TRABAJADORES DE DALMINE-SIDERCA (GRUPO TECHINT), QUE FIELES A SUS CONVICCIONES EN UN PROYECTO DE PAIS JUSTO, LIBRE Y SOLIDARIO SE ORGANIZARON Y LUCHARON POR UNA INDUSTRIA NACIONAL Y POPULAR SIN EXPLOTADOS NI EXPLOTADORES.
POR TAL MOTIVO, FUERON DETENIDOS Y DESAPARECIDOS. 
FUERON DENUNCIADOS Y ENTREGADOS POR ESTE GRUPO EMPRESARIO, QUE AL IGUAL QUE OTROS GRUPOS ECONOMICOS, SE BENEFICIARON CON EL TERRORISMO DE ESTADO.
POR ELLOS PEDIMOS JUICIO, CASTIGO Y CARCEL COMUN A TODOS LOS RESPONSABLES: UNA RESPONSABILIDAD QUE ES MILITAR – POLICIAL - CIVIL- EMPRESARIAL Y ECLESIASTICA.

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Grupo Arturo Jauretche

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